CRÓNICA DE MANTEL.
….. y la espera seguía, poco a
poco el recinto estaba siendo abandonado, solo algunos quedaban, ya no
importaba el escudo de su institución, seguramente unos por curiosidad, otros
por un interés académico y otros por terminar de desquitar la inversión. “ATENCIÓN
JÓVENES” se escucha en el sonido local, se anuncia la llegada del arquitecto
que faltaba para completar el ciclo de conferencias. Estábamos los que teníamos
que estar.
En una obscuridad que impedía ver el rostro
del ponente solo se distinguía una silueta que hablaba y se peleaba con el
apuntador, no importaba en ese momento la persona, existía ya una ansiedad de
que la jornada terminara, después de dos
días y a esa hora de la noche unos querían descansar, y otros atender sus
entregas escolares, ¡que cumpla el arquitecto y vámonos!
La pared se ilumina y su textura
se llena inicialmente de reflexiones urbanísticas que la arquitectura debe de
contemplar, finalmente transcurre el tiempo y no me pregunten cuanto, que no lo
conté, donde por medio de imágenes de diversos trabajos del dominio del
ponente, la expectativa surgió de ya no oír
al arquitecto, ahora queríamos escuchar a una persona y la manera que tiene de vivir y sentir la
arquitectura.
Concluye el evento entre preguntas
y fotografías todos querían tener algún recuerdo, alguna evidencia de ese momento, todos creo yo, quedaron
satisfechos, ¡VALIO LA PENA LA ESPERA!
“Y SI INVITAMOS A CENAR AL
ARQUITECTO” alguien lo sugirió. “LAS OPORTUNIDADES SOLO EXISTEN UNA VEZ Y AQUÍ LA TIENEN, CUANDO LO VUELVEN A VER”
contesto alguien. Reflexión que el mismo arquitecto menciono en algún momento,
fue el perfecto pretexto para hacerle la propuesta.
Y es así como inicia el motivo de
esta crónica, 4 alumnos que seguramente llenos de inquietudes al ver que tienen
la oportunidad de convivir con alguien que los inspira, alguien que despertó en
ellos otra perspectiva de ver la arquitectura, terminan pidiendo como un favor
especial a los encargados del establecimiento que los dejen pasar a sentarse
alrededor de un par de mesas, donde los alimentos y las bebidas eran lo de
menos, solo querían platicar, querían seguir escuchado.
¿QUE LE PREGUNTAMOS? Me dice uno
de ellos, “solo déjenlo hablar, las preguntas vendrán después” le conteste.
Pude percibir en ellos esa ilusión como cuando un hijo escucha y ve a su padre
que lo sabe todo y así es, esos años de experiencia que el arquitecto PEPE
MOYAO tiene en el ejercicio de la arquitectura se complementan con la
experiencia de vida, no sé si sea o no el mejor arquitecto, no me importa, lo
que me gusto y es por eso que acepte la invitación de mis alumnos es el que
logro transmitir la pasión por hacer arquitectura y que en una postura
totalmente accesible y cándida aconsejo a estos cuatro jóvenes a vivir más,
probar más, jugar, divertirse e incluso en qué tipo de libreta tendrían que
dibujar, “ PARA SER TORERO, HAY QUE PARECER TORERO, ASÍ QUE EL ARQUITECTO TIENE
QUE PARECER ARQUITECTO”.
Seguía viendo en ellos muchas
inquietudes, llenos de muchas preguntas, su preocupación primordial el tema del
teatro, proyecto que tienen que resolver para seguir en el juego de su
formación académica y que mejor explicación del tema que el de un profesionista
que en su estela de proyectos tiene las intervenciones del Teatro Metropolitan,
Teatro Orfeón, el Foro Sol, Centro Cultural de la Universidad de Guadalajara,
el Fórum de Mundo Imperial, Auditorio TELCEL y el Auditorio TELMEX, concluyendo
así en explicaciones de conceptos, formas, espacio, funcionamiento e isoptica en un par “MANTELES DE PAPEL”.
Que gran oportunidad de estos
estudiantes el poder compartir experiencias con un profesionista que no es el
maestro que día a día ven en las aulas de clase, para mí fue inevitable el
recordar que a mediados de mi carrera el Arq. Pedro Ramírez Vázquez, visito
Pachuca y lo más cerca que pude estar de este gran personaje, fue la fila 23 del teatro San Francisco.
Indudablemente Moyao domina el
tema de los edificios del genero escénico-teatral y entretenimiento pero en
esta ocasión entre él y yo solo entablamos una breve platica de toros y de José
Tomas, llegamos a mencionar a Javier Sordo.
Hablar de Arquitectura les competía solo a María José, Edgar David,
David Saldaña y a Marco Antonio, ellos ahora saben que para cada cosa solo
existe una oportunidad y no olviden que tienen llevar un mantel de papel.
Estuvo de diez... que bueno que lo aprovecharon...
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